martes, 20 de marzo de 2018

TAREA 2.4. Reflexiones en torno a la figura de los directores de centros educativos


En este texto, D. Ángel Felpeto nos habla de la importancia de una buena dirección y gestión del mismo para para la obtención de buenos resultados académicos del alumnado y una buena convivencia de la comunidad educativa, conceptos éstos muy relacionados e influyentes el uno con el otro en la realidad educativa para un desarrollo óptimo de los objetivos del centro.

Felpeto, asimismo, nos habla en el texto de las dificultades actuales, debido a diferentes motivos legislativos y de la realidad de los centros, sobre la implicación del profesorado en la asunción de responsabilidades directivas, y da como soluciones la plena dedicación en su sentido más amplio en la tarea de la dirección y el reconocimiento salarial que se produciría ante tal dedicación, en proporción a la ratio de alumnado y dificultades de dirección del mismo. También, explica el difícil papel actual de los directores y directoras, en los que el profesorado carga las responsabilidades, pero a la misma vez no reconoce su liderazgo.

El autor del texto, cree en la necesidad de la existencia de directores, líderes pedagógicos y humanos en los centros educativos, pero siempre con la base de un Proyecto educativo, elaborado desde el consenso de la comunidad educativa y desde el análisis de la realidad tanto interna como externa del centro, como piedra angular del desarrollo de toda la actividad educativa. Por supuesto, este proyecto educativo, junto con una buena gestión y organización de los recursos materiales y humanos, debe ser creíble y debe de ser asumido por la comunidad educativa como suyo propio para que todo el mundo trabaje coordinadamente y con los menores problemas, siendo el claustro el sitio adecuado para resolver los diferentes conflictos que pudieran presentarse en el desarrollo del mismo.

El autor aboga también por que los directores asuman su responsabilidad en la gestión, sacrificando su propio interés en detrimento del interés de la comunidad educativa. También nos redacta una relación de las características de lo que él entiende que tiene que tener un buen director.

En mi opinión, creo que estas reflexiones son muy interesantes y plenamente aplicables a la realidad de algunos centros que conozco. La función de director, es una función muy reglada, recogida en las regulaciones normativas estatales y autonómicas, aunque en realidad, estas funciones se triplican, según la realidad de cada centro, convirtiéndose la figura del director, en telefonista, psicólogo, mediador, portero, etc. Esta variedad de funciones hace que numerosos docentes se planteen acceder a la función directiva. Si a esta situación de variedad de funciones, le sumamos un mal reconocimiento salarial y, siguiendo las reflexiones de Felpeto, la falta de reconocimiento de liderazgo directivo de los propios compañeros de trabajo, hacen el cóctel perfecto, para que pocos profesores sean los “valientes” que se adentren en el que yo considero una de las funciones más importantes de los centros. La función directiva.

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