En este texto, D. Ángel Felpeto nos habla de la importancia
de una buena dirección y gestión del mismo para para la obtención de buenos
resultados académicos del alumnado y una buena convivencia de la comunidad
educativa, conceptos éstos muy relacionados e influyentes el uno con el otro en
la realidad educativa para un desarrollo óptimo de los objetivos del centro.
Felpeto, asimismo, nos habla en el texto de las dificultades
actuales, debido a diferentes motivos legislativos y de la realidad de los
centros, sobre la implicación del profesorado en la asunción de
responsabilidades directivas, y da como soluciones la plena dedicación en su
sentido más amplio en la tarea de la dirección y el reconocimiento salarial que
se produciría ante tal dedicación, en proporción a la ratio de alumnado y
dificultades de dirección del mismo. También, explica el difícil papel actual
de los directores y directoras, en los que el profesorado carga las
responsabilidades, pero a la misma vez no reconoce su liderazgo.
El autor del texto, cree en la necesidad de la existencia de
directores, líderes pedagógicos y humanos en los centros educativos, pero
siempre con la base de un Proyecto educativo, elaborado desde el consenso de la
comunidad educativa y desde el análisis de la realidad tanto interna como
externa del centro, como piedra angular del desarrollo de toda la actividad
educativa. Por supuesto, este proyecto educativo, junto con una buena gestión y
organización de los recursos materiales y humanos, debe ser creíble y debe de
ser asumido por la comunidad educativa como suyo propio para que todo el mundo
trabaje coordinadamente y con los menores problemas, siendo el claustro el
sitio adecuado para resolver los diferentes conflictos que pudieran presentarse
en el desarrollo del mismo.
El autor aboga también por que los directores asuman su
responsabilidad en la gestión, sacrificando su propio interés en detrimento del
interés de la comunidad educativa. También nos redacta una relación de las
características de lo que él entiende que tiene que tener un buen director.
En mi opinión, creo que estas reflexiones son muy
interesantes y plenamente aplicables a la realidad de algunos centros que
conozco. La función de director, es una función muy reglada, recogida en las
regulaciones normativas estatales y autonómicas, aunque en realidad, estas
funciones se triplican, según la realidad de cada centro, convirtiéndose la
figura del director, en telefonista, psicólogo, mediador, portero, etc. Esta
variedad de funciones hace que numerosos docentes se planteen acceder a la
función directiva. Si a esta situación de variedad de funciones, le sumamos un
mal reconocimiento salarial y, siguiendo las reflexiones de Felpeto, la falta
de reconocimiento de liderazgo directivo de los propios compañeros de trabajo,
hacen el cóctel perfecto, para que pocos profesores sean los “valientes” que se
adentren en el que yo considero una de las funciones más importantes de los
centros. La función directiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario